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L´Ombilique des Limbes, Burkina Faso
AMANTE DE LA LIBERTAD POR SOBRE TODAS LAS COSAS

martes, 22 de noviembre de 2011

lunes, 15 de noviembre de 2010

Se acuerdan de cuando este poema era una realidad?

EL SISTEMA
Los funcionarios, no funcionan.
Los políticos hablan, pero no dicen.
Los votantes votan, pero no eligen.
Los medios de información desinforman.
Los centros de enseñanza, enseñan a ignorar.
Los jueces, condenan a las victimas.
Los militares están en guerra contra sus compatriotas.
Los policias no conváten los crimenes, porque están
ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se
privatizan.
Es más libre el dinero que la gente.
La gente, está al servicio de las cosas.

domingo, 14 de febrero de 2010

De vuelta al pago


ME ENCANTÓ CÓMO ESTÁ CONTADO!

*Las mujeres somos víctimas de un complot urdido por mentes perversas que se reúnen en un lugar secreto y deciden lo que ellos llaman 'tendencias de moda'. ¿Quiénes son? ¿Cómo lo hacen? Yo me imagino que llega Paco Rabanne y dice: - 'Veo que este año se va a llevar el azul petróleo'. Y saltan a dúo Victorio y Lucchino: - 'Eso, eso. Y los jerséis sin mangas, pero de cuello alto, ¡y que se jodan!'. ¡Y date por jodida! Porque la moda no es una industria. ¡Es una
secta dirigida por maricones! Y de esos seres que nos odian ¿qué podemos esperar?... Si nos hacen ir con estos pantalones que se abrochan en la rabadilla y nos hacen creer que vamos bien (Creo quelo hacen para que luzcamos esos ridículos tangas que tanto molestan). O con esos otros pantalones de pata larga que van limpiando las aceras. ¿Ustedes saben lo que son las fashion victims? Son las mujeres que sus redes y ya no pueden escapar. Esas que cuando se
acercan a un escaparate, oyen voces en su cabeza: 'El poder de la moda te obliga', 'el poder de Dior te gobierna'. Realmente, yo me dí cuenta del poder que tiene esta secta cuando intenté comprarme un vestido rojo. Parece fácil, ¿verdad? Un vestido rojo. Pues no. ¡Porque las tiendas están en el ajo! Son las representantes de Dior en la tierra. Y, claro, llego yo, y le digo a la dependienta: - Buscaba un vestido rojo. Y me suelta: - ¿Rojo? Este año no viene nada en rojo. Este año viene el azul petróleo. - ¿Y eso rojo de ahí? - Eso es la funda del extintor, pero si quieres te la saco. ¡Así es como empiezan las sectas: anulando tu voluntad! Porque, de
repente, me veo diciendo: - Vale, sácame uno azul petróleo de la 38. Y, en ese momento, la dependienta me mira como se mira un Fiat Panda desde un todoterreno: - ¿La 38? Tú estarás entre la 40 y la 42. Claro, yo la miré a ella como diciendo: 'Y tu estarás entre gilipollas y tonta del culo' Pero le dije: - Perdona, yo soy una 38. - No, si ya. Pero es que este año viene la 38 ceñida, ¿sabes? Y es que ese es el segundo paso de la estrategia de la secta. Disminuir tu autoestima para poder dominarte mejor. Ahí, yo dije: - Con esto no me pillan. ¡Yo me pruebo la 38 aunque me la tenga que meter a rosca! Y, claro, te miras al espejo y ves lo que ves. Una morcilla. Una morcilla azul petróleo. Y digo yo: si en todo el mundo un metro es un metro y un kilo es un kilo, ¿por que la talla 38 no es siempre la talla 38? Tú vas al Carrefour y la talla 38 se la puede poner King África y, sin embargo, te vas a Versace y la 38 no se la pone ni Melody. Total, que hice lo que hacemos todas: llevármelo. Si, porque pensé lo que pensamos todas: 'Así me obligo a adelgazar'. 'Me obligo a adelgazar.' ¿Seremos idiotas? A las dos semanas te estás obligando a regalárselo a tu sobrina. ¡Es como comprarte unos zapatos del 34 para obligarte a que te encoja el pie! Pero es que ese es otro de los síntomas de que estás entrando en la secta: someterte voluntariamente al sufrimiento físico. Aunque, a veces, cuando todavía no estás abducida del todo, consigues tener un momento de lucidez y decir: 'No, no me lo llevo'. Y, entonces, esa enviada del mal que es la dependienta te dice la frase definitiva:
- Llévatelo, no seas boba, ¡que lo puedes devolver! ¡Y lo compramos! Como lo puedes devolver... Eso es como comerte un trozo de moqueta: ¡como lo puedes devolver! Así que volví a casa con mi vestido azul petróleo de la 38. Me lo pongo y le pregunto a mi marido: - ¿Como me queda? - Pequeño. - ¿Si? ¿Me marca mucho? - Te va a hacer llagas. Ahí me dije: 'Tere, modérate. Esta es otra prueba. La secta de la moda quiere que rompas lazos con tu entorno'. '¡No, no van a poder conmigo!'. Me lancé a la calle y no paré hasta que encontré el único vestido rojo que quedaba en toda la ciudad. Cuando lo vi, dije: '¡Me lo compro! ¡Que le den a Paco Rabanne! Y que VIctorio le dé a Lucchino...' ¡Ja! Y salí de la tienda triunfante, con mi vestido rojo. Pero la alegría me duró dos escaparates. Es algo que nos pasa a todas las mujeres. De repente, se te viene el mundo encima: 'Coño, ¿y qué hago yo con un vestido rojo, si este año lo que se lleva es el azul petróleo?' Oye, que no pude pegar ojo en toda la noche. Tuve unas pesadillas... Estaba yo en una misa negra, atada de pies y manos, y los grandes gurús de la moda, rodeándome como en Poltergeist: 'Tereee. Veeen hacia el glamouuuuur.' Total, que me desperté, empapada en sudor y dije: '¡Vale, esta bien! ¡Me rindo!' Me unté entera con vaselina para que me entrara el traje, y me presenté en la boda de mi amiga Jessi, vestida de azul petróleo. Cuando llegué a la iglesia me encontré con que íbamos todas iguales....Allí había más azul petróleo que en una playa del golfo Pérsico. Ahí te das cuenta de que te han captado, has entrado en la secta, y a partir de ese momento honrarás a Victorio y a Lucchino, no nombrarás a Chanel en vano y amarás a Dior sobre todas las cosas. PD.¿Alguién me puede explicar que coño es el color 'azul petróleo'?? Tarde siglos en comprender que las cosas pueden ser de color buganvilla, no me jodáis ahora con el petróleo, por favor!! El petróleo es negro como los cojones de un grillo!! (y perdón por la expresión...)

domingo, 16 de agosto de 2009

EL MOVIL DE HANSEL Y GRETEL

QUIERO COMPARTIR CON UDS. ESTE DELICIOSO TEXTO...

El móvil de Hansel y Gretel
por Hernán Casciari


Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: “No importa. Que lo llamen al papá por el móvil”.
Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica. Y al mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura —toda ella, en general— si el teléfono móvil hubiera existido siempre, como cree mi hija de cuatro años. Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción.
Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía.
Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con desenlace.
¿Ya está?
Muy bien. Ahora ponga un teléfono móvil en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en una pared, sino
un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.
¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de texto? ¿Verdad que no funciona un carajo?
La Nina, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va a hacer añicos las nuevas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor.
Con un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a que el guerrero Ulises regrese del combate.
Con un móvil en la canasta, Caperucita alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria.
Con telefonito, el Coronel sí tiene quién le escriba algún mensaje, aunque fuese spam.
Y Tom Sawyer no se pierde en el Mississippi, gracias al servicio de localización de personas de Telefónica.
Y el chanchito de la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para allí.
Y Gepetto recibe una alerta de la escuela, avisando que Pinocho no llegó por la mañana.
Un enorme porcentaje de las historias escritas (o cantadas, o representadas) en los veinte siglos que anteceden al actual, han tenido como principal fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la incomunicación. Han podido existir gracias a la ausencia de telefonía móvil.
Ninguna historia de amor, por ejemplo, habría sido trágica o complicada, si los amantes esquivos hubieran tenido un teléfono en el bolsillo de la camisa. La historia romántica por excelencia (Romeo y Julieta, de Shakespeare) basa toda su tensión dramática final en una incomunicación fortuita: la amante finge un suicidio, el enamorado la cree muerta y se mata, y entonces ella, al despertar, se suicida de verdad. (Perdón por el espoiler.)
Si Julieta hubiese tenido teléfono móvil, le habría escrito un mensajito de texto a Romeo en el capítulo seis:
M HGO LA MUERTA,
PERO NO STOY MUERTA.
NO T PRCUPES NI
HGAS IDIOTCES. BSO.
Y todo el grandísimo problemón dramático de los capítulos siguientes se habría evaporado. Las últimas cuarenta páginas de la obra no tendrían gollete, no se hubieran escrito nunca, si en la Verona del siglo catorce hubiera existido la promoción “Banda ancha móvil” de Movistar.
Muchas obras importantes, además, habrían tenido que cambiar su nombre por otros más adecuados. La tecnología, por ejemplo, habría desterrado por completo la soledad en Aracataca y entonces la novela de García Márquez se llamaría ’Cien años sin conexión’: narraría las aventuras de una familia en donde todos tienen el mismo nick (buendia23, a.buendia, aureliano_goodmorning) pero a nadie le funciona el messenger.
La famosa novela de James M. Cain —’El cartero llama dos veces’— escrita en 1934 y llevada más tarde al cine, se llamaría ’El gmail me duplica los correos entrantes’ y versaría sobre un marido cornudo que descubre (leyendo el historial de chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de malvivir.
Samuel Beckett habría tenido que cambiar el nombre de su famosa tragicomedia en dos actos por un título más acorde a los avances técnicos. Por ejemplo, ’Godot tiene el teléfono apagado o está fuera del área de cobertura’, la historia de dos hombres que esperan, en un páramo, la llegada de un tercero que no aparece nunca o que se quedó sin saldo.
En la obra ’El jotapegé de Dorian Grey’, Oscar Wilde contaría la historia de un joven que se mantiene siempre lozano y sin arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la carpeta Images de su teléfono una foto de su rostro se pixela sin remedio, paulatinamente, hasta perder definición.
La bruja del clásico ’Blancanieves’ no consultaría todas las noches al espejo sobre “quién es la mujer más bella del mundo”, porque el coste por llamada del oráculo sería de 1,90€ la conexión y 0,60€ el minuto; se contentaría con preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se cansaría.
También nosotros nos cansaríamos, nos aburriríamos, con estas historias de solución automática. Todas las intrigas, los secretos y los destiempos de la literatura (los grandes obstáculos que siempre generaron las grandes tramas) fracasarían en la era de la telefonía móvil y del wifi.
Todo ese maravilloso cine romántico en el que, al final, el muchacho corre como loco por la ciudad, a contra reloj, porque su amada está a punto de tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas.
Ya no hay ese apuro cursi, ese remordimiento, aquella explicación que nunca llega; no hay que detener a los aviones ni cruzar los mares. No hay que dejar bolitas de pan en el bosque para recordar el camino de regreso a casa.
La telefonía inalámbrica —vino a decirme anoche la Nina, sin querer— nos va a entorpecer las historias que contemos de ahora en adelante. Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más predecibles.
Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real, no estaremos privándonos de aventuras novelescas por culpa de la conexión permanente? ¿Alguno de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al aeropuerto para decirle a la mujer que ama que no suba a ese avión, que la vida es aquí y ahora?
No. Le enviaremos un mensaje de texto lastimoso, un mensaje breve desde el sofá. Cuatro líneas con mayúsculas. Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los dedos para que ella, la mujer amada, no tenga su telefonito en modo vibrador. ¿Para qué hacer el esfuerzo de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir la incertidumbre? Una llamada a tiempo, un mensaje binario, una alarma.
Nuestro cielo ya está infectado de señales y secretos: cuidado que el duque está yendo allí para matarte, ojo que la manzana está envenenada, no vuelvo esta noche a casa porque he bebido, si le das un beso a la muchacha se despierta y te ama. Papá, ven a buscarnos que unos pájaros se han comido las migas de pan.
Nuestras tramas están perdiendo el brillo —las escritas, las vividas, incluso las imaginadas— porque nos hemos convertido en héroes perezosos.
Martes 07 de Octubre, 2008

domingo, 26 de julio de 2009

APLOGÍA DEL PERVERSO EN CANALES DE AIRE

Quizás a alguno le haya causado esta publicidad, espero que no. Esta y otras cosas sutiles que se ven por tv, hacen que los chicos y adolescentes se familiaricen con cierto lenguaje y actitudes que luego favorecen el abuso. Acá mucho más que el doble sentido, es esa mirada individual del "papi copado". Como dando por sentado con cada uno:"vos y yo nos entendemos", nótese además el tono de voz y los movimientos de la boca. La mayoría conoce a qué me dedico. Ojo a este tipo de mensajes.



No es un gordito simpático vociferando a todo el mundo con carita de pícaro " a quien les gustan los choris"

INSISTO: NO ES TANTO LO QUE DICE. ES SU ACTITUD.Y EL BROCHE DE ORO :ÉL Y SU HIJA

martes, 14 de julio de 2009

PUBLICIDADES QUE ME SACAN!

Voy a ir de a poco, últimamente debo estar medio neura, y casi todo me irrita, es cierto.
Pero cuál es la idea del que hizo la propaganda esa de cerveza?

Un montón de mujeres gritan como locas ante un vestidor lleno (de cosas fashion e inútiles) y unos señores (uno de ellos igualito a Bob Esponja) gritan por unas heladeras llenas de birra?

Cada vez que lo veo venir, es tal mi apuro por encontrar el control remoto (o caos inmediato), que en lugar del ansiado MUTE, termino haciendo cualquier zafarrancho.

Puede que a alguien le guste pero no da para más de una vez. Es imbancableeeeeeeee!!!!!!!




Por si no sabían a qué me refiero, o les gusta sufrir.

Para mí es la mejor definición de ENERGÚMENO/A!!! Me debo estar poniendo mayor....

jueves, 18 de junio de 2009

MÁSFLAMENCO SUFI

Alos que tengan el tiempo de ver esta verdadera joya les recomiendo ver hasta el final, ya que es en realidad una "edición" con diferentes estilos y secuencias...
QUE LO DISFRUTEN.